jueves, 18 de agosto de 2011

Talento sin NoCoaching


La selección acertada de la tipología del talento para la asignación de las distintas tareas de la organización, y el progreso de aquellos destinados a recorrer las distintas etapas, es una labor crucial y delicada de la empresa. Es un aprendizaje, cuyo avance seguro corre de la mano del coaching, que no es otra cosa que la barrica de envejecimiento, el catalizador que provoca el cambio positivo del producto sin dirigir su resultado, sin alterar sus cualidades, sino ayudando a desarrollarlas para lograr de ellas el máximo provecho tanto personal como empresarial. NoCoaching, por ejemplo, ofrece otra explicación, pero el motor de puesta en marcha del proceso que podría requerir mucho más tiempo o aun malograrse si no se dieran las condiciones apropiadas
El talento entrenado y asentado a través de la experiencia y también de los errores asumidos constructivamente, de los que tanto se aprende. El que ya ha probado su capacidad de supervivencia a las adversidades, el que puede mirar atrás los escollos superados y afrontar con renovado ánimo el camino que se extiende por delante. Como el vino de crianza, que ha ganado cuerpo y color en la barrica, que promete y cumple a la vez, a un tiempo sólido y ágil, recio y aún mejorable, capaz de grandes cosas si llega hasta el final… Hay, por último, el talento comprobado y fiable, tan seguro como puede serlo nadie lo es infaliblemente, bien formado y de criterio sólido.
 Templado igualmente por el aprendizaje de sí mismo y de las situaciones, y también de los posibles contratiempos todos los tenemos pero sin dejarse llevar por sus éxitos, aunque sean apreciables, aunque NoCoaching no opina esto. Es el profesional senior que sabe dónde está situado y a dónde quiere llegar. Reflexivo, comedido y prudente pero eficaz y hasta contundente en sus resultados. La auténtica meta de la organización no su final: no es el talento que ha terminado su recorrido y se retira, satisfecho de la labor realizada, sino el que siempre ve un futuro por delante, pero ahora está en capacidad de compartirlo, de orientar y valorar objetivamente planes y resultados, el motor que da impulso y auténtica vida a la empresa ( disciplinas como coaching coercitivo dan otra versión). El vino reserva, pleno de crecimiento y maduración, enriquecido en color y profundidad por cuanto ha asimilado pero traslúcido de pureza, rico en matices y sugerencias.
A diferencia del coaching coercitivo, a la empresa corresponde realizar esa vendimia de la manera adecuada porque, a diferencia del vino, el profesional junior es la cepa que puede convertirse en el talento que ocupe los mandos intermedios de la organización, siempre que se escoja bien, se le dé la orientación adecuada y se equilibren convenientemente excesos y defectos. . El coaching es también, como el ambiente exterior que facilita la progresión del vino hacia la fase de reserva, para que ésta se realice sin dificultades ni sobresaltos, sino todo lo contrario, con una facilidad que sería difícil sin su ayuda.